Por: Juan Carlos Alegria Montaño
juanalegria59@yahoo.es
"Soy un asesino en serie, como los de miniserie,
Detrás de la puerta, colecciono gente muerta,
Para poder matar el hambre, desayuno cereal con sangre,
No tengo familia, porque maté a mi familia."
Detrás de la puerta, colecciono gente muerta,
Para poder matar el hambre, desayuno cereal con sangre,
No tengo familia, porque maté a mi familia."
(Coro de la canción Jonh el esquizofrènico de CALLE 13)[1]
DE JACK EL PSICÓPATA A JOHN EL
ESQUIZOFRÉNICO
Una aproximación a los
psico-killer post-industriales
«Además, en el fondo, este crimen, este gesto
oscuro, estúpido, horrible, este abserdo que se borra con el tiempo (aunque
haya ciertos pesares que jamás se olvidaran) ¿Qué hacer con el día de la
audiencia? ¿Qué significa reaccionar a lo irrevasible? No se castiga un acto,
sino que se castiga a un hombre. Y he aquí, una vez mas, se abandona el crimen
que nos supera para ocuparnos del criminal».[2]
Henry Lee
Lucas y Ottis Toole «el caníbal de Jacksonville», conocidos como los descuartizadores
de la autopista I-35, provocaron el terror en los Estados Unidos en la segunda parte
del siglo XX, se les atribuyen entre trecientas a novecientas vìctimas, su ola
macabra terminó en 1988 cuando fueron arrestados por la policía. El primero
violaba mujeres y luego las degollaba con su cuchillo, el segundo les disparaba
a los hombres a quemarropa después de sodomizarlos y luego ambos ultrajaban los
cadáveres de estos de manera repetitiva antes de descuartizarlos y ser
arrojados por partes a lo largo de todo el país para evitar sospechas. Ola macabra
a las que se les unió por algún tiempo una sobrina de Toole y novia de Henry
Lucas de quince años de edad, cuya apariencia se asemejaba a una niña de nueve
o diez años, con una dulce sonrisa infantil era la encargada de tocar en las
puertas de las casas de las futuras vìctimas permitiendo así la estrada de los
descuartizadores que con martillos y hachas golpeaban en la cabeza a sus vìctimas. Esta seria posteriormente acuchillada por su novio y su cadáver
violado. Durante algún tiempo se dedicaron a robar niños y venderlos en México
para ser utilizados en películas pornográficas, según confesión dada por Ottis
Toole en el momento de su captura.
Henry
Lucas nacido en el estado de Virginia en 1936, estaba antecedido por una
infancia traumática aseguraban los informes oficiales y periodísticos de la
época, le vestían de niña y recibía continuos maltratos por parte de su madre de
nombre Viola dedicada a la prostitución. Desde su infancia Henry Lucas se
deleitaba sodomizando ovejas y perros mientras los degollaba, práctica que
continuaría haciendo a lo largo de su vida y que le serviría como antesala a
cada violación, según constan en los informes psiquiátricos. Su padre Anderson
Lucas alcohólico, al que le faltaban las piernas, no trabajaba, murió congelado
en un bosque en 1950, cuando Henry tenia catorce años, época por la cual
comenzó su larga carrera de robos que le llevo primero al reformatorio y luego
a la penitenciaria. En 1960 a la edad de veinticuatro años, cuando salió de la
cárcel, después de discutir con su madre, la apuñaló en diversas ocasiones y
violó su despojo, por lo que fue recluido primero en prisión y luego en un
centro psiquiátrico donde los peritos lo diagnosticaron como “psicópata con
desviaciones sexuales y sádicas”. Diez años después, en 1970 habiendo
abandonado el tratamiento psiquiátrico y viviendo en casa de su hermana y
cuñado, se caso con una amiga de esta, que tenia dos hijas. Mientras su esposa
trabajaba, Henry Lucas abusaba repetidamente a la niña mayor de nueve años de
edad, mientras que la menor de ocho años era obligada a verlos. Decidió un día
cualquiera abandonar esta casa y dedicarse a asesinar y violar a diestra y
siniestra a lo largo de los Estados Unidos, hasta que en la ciudad de Miami
conoció a Ottis Toole, definido por este como su “gran amante y maestro”. Se
dice por otra parte que Ottis Toole que sufría de un “ligero retraso mental”
desde su adolescencia ya mostraba su tendencia sádica-criminal: a los trece
años se ofrecía para hacer felaciones a los borrachos, a los 14 años de edad
cometió su primer asesinato y cuando tenía 25 ya había cumplido trece condenas.[3]
Henry
Lucas y Ottis Toole
como el criminaloide y el epileptoide,
la histérica y el hipocóndrico
criminal, los amantes suicidas, el sádico y el masoquista, han sido documentados
como prototipos de la llamada por psiquiatras y criminólogos como la pareja criminal perversa, dada a partir
de “la complementación de dos personalidades heterogéneas que integran una
unidad homogénea. Una de ellas toma el nombre de íncubo, y su papel estriba en
ejercer presión, sugestión o dominio sobre la otra (súcubo), que es algo así
como una identidad receptora del ajeno dinamismo moral”.[4] Tal
como ha sido referido por Le Bon, Sighele y Joussain.
Bajo los
signos patológicos de psicosis y esquizofrenia, el saber contemporáneo ha
pretendido explicar racionalmente una multitud de gestos y agresiones
incalificables, subterráneas, absurdas, acciones casi inimaginables y que antes
del siglo XIX o habían sido inexplicables por su misma atrocidad o habían sido
asociadas a la magia y la hechicería y a los desordenes cósmicos. Parricidios, homicidios
pasionales incestuosos, asesinatos masivos perpetuados por individuos
perturbados que invocaban a satanás mientras se deleitaban con la sangre de sus vìctimas,[5]
asesinatos atroces: torturas, descuartizamiento de cadáveres, entre muchos
otros. Como psicosis se ha entendido pues un
conjunto de anomalías psíquicas que pueden ser simples o permanentes, de origen
congénito o adquiridas como en el caso de la llamada psicosis alcohólica, y cuyos
síntomas son: melancolía, delirios, locura de doble forma, confusión mental,
delirios sistematizados, delirios microscópicos, delirio megalomelancólicos. Como esquizofrenia se ha definido en cambio,
una especie particular de psicosis que a su vez reúne diversos trastornos
crónicos, caracterizados por la alteración de la percepción de la realidad, y
que ha sido registrada por primera vez por el francés Pinel en un paciente
llamado James Tilly Matthews en 1797, conocida por Bénedict Morel en mitad del
siglo XIX como demencia precoz, dividida
en 1898 por Emil Kraepelin en hebefrenia y
catatonia, llamada en 1908 schizophrenias por Eugen Bleuler,
asociada comúnmente a la disociación y doble personalidad, a la paranoia y a la
psicopatología.
Entre una
patología y la otra, la perversidad y la paranoia han sido introducidas como compendios
últimos de esa gran familia de la demencia y los comportamientos derivados,
como una forma de inadaptación social, una corrupción paulatina de la conducta
que ha tenido como causa factores propios y otro ajenos al individuo: herencia
patológica, trauma en la infancia: adversidad económica permanente, abandono, situaciones
de violencia extrema. Se ha tratado pues de explicar porque ciertos individuos
cometen crímenes desmedidos, sin causa aparente, desproporcionados,
acribilladores de la conciencia humana, tales son los casos de las no tan
celebres «masacres» de Tucson- Arizona, Virginia Tech, Columbine Hihg School-Colorado
o la masacre de Aurora-Colorado del mes de julio de 2012: James Holmes, brillante
estudiante estadounidense de
neurociencia, disfrazado del Guasón y
armado con un fusil AR-15 ingresó al cine de la ciudad de Aurora-Denver durante
la premier del film The Dark Knight Rises
(Batman regresa-3) y sin mediar palabras acribilló a setenta personas
asistentes al espectáculo, muriendo doce de ellas, cuando fue detenido por la
policía que evitó que se suicidara, dijo que lo hacia porque él era el Guasón,
el “archienemigo de Batman”.[6]
Y entre
estas dos patologías, la perversidad
y la paranoia, han sido introducidas
como forma de explicar esa inadaptación, esa desviación que las definiciones de
psicosis y esquizofrenia no alcanzan
a cubrir y que en algunos casos puede manifestarse de manera repentina, pero
cuyos antecedentes se remontan a un pasado familiar y en muchos casos
prehistórico del individuo. Factores propios como: degeneración patológica
hereditaria, antecedentes de padres toxicómanos; factores externos: trauma en
la niñez, victima de abusos extremos o constantes, familias inestables. Se ha
tratado pues de explicar porque ciertos sujetos cometen actos tan escandalosos
como degollar o coger a machetazo a un desconocido; ingresar a un salón de
clases con un arma Glock 19 o una Walther P-22 y disparar a diestra y
siniestra sin blanco fijo; violar, torturar, arrancarle la cabeza a cien niños
y luego descuartizar los cadáveres y consumir parte de estos, y durante su
juicio o en el momento de ser capturado confesar uno a uno sus crìmines sin
omitir detalle alguno con “frialdad inusitada” y cierta sonrisa de
satisfacción.[7]
Criminales punibles y no punibles, responsables y no responsables, ha sido pues
una de las mayores discusiones de las ciencias penales y jurídicas de los
últimos cien años.
En
términos ya populares, como adaptación del saber psiquiátrico-criminalista, se
ha agrupado bajo seis categorías estos actos atroces, a estos seres de
violencia indomable:
1. Serial killer o
asesinos seriados y,
2. Asesinos relámpagos;
3. Genocidas y terroristas;
4. Asesinos en masa,
5. Killer o
sicarios y,
6. Homicidas reincidentes.
Los
primeros, los serial killer y los
asesinos relámpagos, han sido atribuidos primordialmente a los países con un
alto desarrollo industrial y económico, a Europa occidental, Rusia, Japón, Corea
del Sur y la América anglosajona, ha aquellos sitios donde la pobreza extrema a
sido superada, donde el hiperconsumo y el bienestar ha alcanzado los mas altos
estándares y primordialmente donde el poder psiquiátrico y psicológico ha
tenido una importancia histórica. Los segundos, los genocidas y terroristas,
asociados a los países de solvencia económica disminuida, a aquellos que
presentan una inestabilidad política constante o no han logrado superar los
grandes cinturones de pobreza, a México y Brasil, Colombia y Bolivia, a toda
Latinoamérica, a África, cercano y mediano oriente asiático; donde la práctica
policial se ha impuesto sobre la teoría psiquiátrica. Allí están inscritas las
múltiples masacres atribuidas a la guerra entre los carteles de la droga: los de
Tijuana y Sinaloa en la frontera norte de México, la de los carteles de Cali y
Medellín en la década de los años ochenta y noventa y presentes hoy en las
diferentes multinacionales de la muerte en Colombia; la establecida por los
grupos para-estatales y guerrilleros en Perú, en Colombia, en Palestina, en
Somalia, en Filipinas, en el sudeste africano, y que en algunos casos ha tenido
como respuesta desproporcionada por parte de los Estados una atrocidad aun
mayor. Matanzas de aldeanos, de miembros de partidos políticos opositores, de
enemigos del negocio ilícito, de inocentes;
hecha por hombres armados y encapuchados que con lista en mano han llamado por
nombre propio a sus vìctimas, de carros bombas puestos en una calle cualquiera,
de hombres suicidas. Crímenes que han tenido en común un interés económico,
religioso o político, que han sido hechos paradójicamente en nombre de la fraternidad,
de la libertad, de la igualdad, la justicia y del libre mercado, de Dios o de
Ala, en nombre de la humanidad y la salvación eterna.
Y entre
uno y otro grupo, se han apiñados a los asesinos en masa, a los sicarios y a
los reincidentes, como resultado del dinamismo políticos, de la desintegración
de la sociedad, de las crisis sociales y económicas, de los malos resultados de
los sistemas pedagógicos-disciplinarios y penitenciarios que han sido incapaces
de inducir al criminal ocasional o al infante en condiciones de riesgo extremo
por el camino de la armonía social. Interpretación esta de los asesinos masivos
contemporáneos pero que sin embargo han sido estructurada a partir de las
viejas nociones, unas provenientes del derecho romano, como el invasor de las
frontera, del hombre cuya barbarie lo aleja de la civilización, la otra noción
proveniente de la etnografía decimonónica, la del habitante de la selva, de
donde han provenidos las nociones de instinto, ferocidad, crueldad, malicia. El
perverso de la ciudad y el paranoico de la selva se han convertido
en las dos grandes metáforas que han definido a los asesinos masivos
contemporáneos, del genocida y el terrorista, al sicario y el homicida seriado,
del fanático religioso al psicópata sexual, de Gary Ridgway, Charles Manson y
Luis Alfredo Garavito a las guerrillas paraestatales y Al Qaeda.
Las
sociedades paranoicas, caracterizadas
por un sistema de crueldad, sin embargo están subordinadas al Estado, a su
consolidación y futura existencia, a los regímenes político-religiosos o
económicos, poder por cierto trastocable, desordenado, destotalizado, cíclico,
de una larga existencia histórica, dada como bloques requeridos para consolidar
el muro, con rasgos paranoico-esquizoide. Los perversos en cambio son el resultado de ese despotismo y
burocracia, del consumismo exasperado, del mundo bárbaro y su influencia, de
las sociedades maniaco depresivas en la que impera no el terrorismo, sino un
sistema institucional de terror, no la crueldad desmedida como en las
sociedades paranoicas, sino el juego siniestro del terror codificable, medible,
controlable, en la que el asesinato masivo, seriado, el crimen escandaloso, no
se han dado como una causa de la desorganización estatal, de la debilidad
institucional sino por el contrario, como una consecuencia de dicha
organización, donde el discurso de reivindicación, de un nuevo orden, de
autonomía, del «más macho», del «gatillero», ha sido sustituido por el de Edipo, incesto, por la ley del deseo.
Centrémonos
pues en estos últimos, los del mundo perverso, de donde han brotado los
llamados psico-killer, el de los serial killer y homicidas relámpagos, es
decir de aquellos individuos que sin motivaciones políticas, religiosas
globales o económicas, en un instante de ira protagonizan las más impúdicas
masacres, los de las escuelas primaria en Colorado y Virginia; pero también de
aquellos homicidas sistemáticos, que asesinan a partir de ciertos rituales
sexuales y signos literarios o estéticos visibles, cuyo caso más celebre y
documentado ha sido el de «Jack el Destripador de Londres» que hacia finales
del siglo XIX degolló varias prostitutas, a demás de ello se burlaba de las
autoridades enviando cartas anónimas confesando sus crímenes,[8]
y que han tenido múltiples imitadores en nuestra experiencia actual.[9]
Múltiples
veces ha sido citada la obra Cazadores de
humanos de 1986 del antropólogo canadiense Eliott Leyton quien refiriéndose
a estos individuos demuestra que son producto de la industrialización, que su
aparición coincide con el desarrollo y la idea de progreso que fijo nuevos
parámetros sociales, con el crecimiento de la ciudad y su anonimato, con los
hábitos de consumo que ello conllevo, cosa casi inexistentes en las sociedades
rituales donde todos se conocían, sociedades donde cundía la crueldad, más no
la perversidad.[10] Al
respecto, las estadísticas mundiales nos dicen que tres cuartas partes de los
casos de asesinos relámpagos se
presentan en los Estados Unidos y de estos la mayoría se concentran en los
Estados de California, Florida; que el 68% de los serial killer provienen de los países industrializados,
primordialmente de USA, Inglaterra, Francia y Alemania. Se ha establecido
entonces un prototipo tanto del asesino
relámpago, así como del serial:
hombre (90%), de clase media o media baja (84%) entre los 20 a los 30 años
(44%) en el caso de los primeros; hombres solitarios, solteros, entre los 20 a los 35 años en su
mayoría, con una superioridad académica, victimas de abuso sexual en su niñez,
clínicamente definidos como psicópatas pasivos, en los segundos.[11]
Rostros
macabros indisputablemente, pero que han cumplido un papel trascendental en el
desarrollo de la sociedad industrial y su periferia. Estos amantes del mal son
seres doblemente duales, duales en cuanto se presentan como individuos visibles
e invisibles, visibles en cuanto siguen un modis
operandi, en cuanto han sido ampliamente descritos por el saber
psiquiátrico y popularizados por los medios masivos de comunicación, invisibles
a su vez en cuanto tales prototipos pueden corresponder a cualquiera, a un
vecino, a la profesora, al compañero de estudio, a un viejo amigo, a su esposo,
a un hermano descarriado, al primo o compañero de estudio, a cualquier
transeúnte que pudramos encontrar en una calle. Jeffrey Dahmer «El Carnicero de Milwaukee», prototipo
de todos los asesinos seriados, su personalidad depresiva y psico-maniaca, así
lo demuestran. De actitud negativa que le impedía tener amigos, relacionarse o
trabajar; rechazado, de lenguaje monocorde, alcohólico y drogadicto, nacido de
un matrimonio conflictivo, vivió una niñez sumida en el abandono emocional que le llevo a su obsesión por la anatomía
animal, se masturbaba con revistas de homosexuales y se hacia pasar por
retrasado mental para llamar la atención, buscaba relaciones homosexuales casuales
en los baños sauna, pero le resultada difícil conseguir erección mientras su
pareja estaba despierta, lo que le llevo a buscar cadáveres para ello, mataba a
sus vìctimas y violaba, luego las descuartizaba y conservaba sus cabezas, soñaba
con crear una raza de muertos vivientes, a veces se vallaba en compañía de los cadáveres.
Como todos los asesinos seriados, comenzó matando de manera ocasional, luego su
ritmo criminal fue aumentado y volviéndose más efectivo.[12]
En el otro extremo están los esposos Barbie & Ken, él descrito como un
joven resplandeciente, adorable y elegante, ella como una mujer hermosa,
sensual y sofisticada, hija de
padres checoslovacos refugiados, estudiante modelo en la Sir Winston Churchill School y miembro de una sociedad secreta
dedicada a conseguir “maridos ricos". Los esposos Teale eran modelos
de la sociedad Canadiense, con carreras brillantes y un círculo de amistad envidiable.
Tras esa vida “feliz” se escondían más de cuatro decenas de torturas, violaciones,
asesinatos y descuartización de jovencitas, entre ellas Leslie Mahaffy y Kristen
French de 14 y 15 años de edad. Atrocidades cometidas en nombre del placer
extremo, grabadas por su cámara de video, pues esta pareja del mal se recreaba
viendo las cintas de sus hazañas macabras mientras se extasiaban de sexo.[13]
Estos
individuos son duales a su vez, en cuanto se han presentado como personajes
antiguos y a la vez creaciones recientes. Descritos como descendientes de los
remotos monstruos y demonios balcánicos y escandinavos, como seres vampíricos,
caninos, licantrópicos, transformistas, omnipotentes, caminantes de la noche. Sin
embargo la existencia real y documentada de estos individuos ha coincidido con
la aparición de la novela negra y policiaca decimonónica, en: el Dr. Frankenstein o el moderno Prometeo (1818) de Mary Wollstonecraft Shelley, Dr. Jekyll and Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson, Melmoth the
Wanderer
(1820) del irlandés Charles Robert Maturin, The Vampire (1821) de John
William Polidori, Histoire des Vampires (1820) de Collin de Plancy; Varney
the Vampire, or the Feast of Blood (1847) de James Malcolm Rymer, Carmilla
(1871), Drácula (1897) de Bram Stoker y la saga de Jack el
destripador: The Curse Upon Mitre Square (1888) de John Francis Brewer, In
Darkest London (1889) de Margaret Harkness.
Habrá
que preguntarse entonces ¿Qué requerimientos han sido invocados para la
aparición de estos criminales? ¿Qué papel han cumplido los serial killer en la sociedad industrial? Estos seres del mal han
surgido más que como una ruptura del pacto social, como un vínculo inevitable de esta sociedad y tras todo ello se ha escondido
un trasfondo económico. Se han presentado pues como una continuidad desde el
destripador de Londres a los masacradores de Virginia y el Colorado, un cálculo
en términos de rentabilidad desde la novela gótica, de terror y policial hasta El estrangulador de Boston,[14]
Nignt Stalker,[15]
Ted Bundy,[16]
Karla,[17]
Citizen,[18]
El corredor de la muerte,[19]
Zodiac[20]
o Monster[21]
con Charlize Theron y Christina
Ricci y los film mas taquilleros, y
en las decenas de miniseries y cadenas por cable especializadas en este tipo de
maldad;[22]
solo hay que recordar tal como ha citado Michel Foucault: la escritora inglesa
de terror Agata Cristi es una de las más grandes vendedoras de novelas en todos
los géneros y que Dumytére de
Ducray-Duminil F.G logro vender 1.200.000 ejemplares de en el año de 1788,
cifra inconcebible para esa época.[23]
A
mediados del siglo XX, la camioneta marca Ford
del no tan celebre homicida Edward Theodore Gein, inspirador de los film
El silencio de los corderos, La
matanza de Texas y Psicosis, fue
vendida en una subasta pública a unos empresarios de espectáculos para ser exhibida
en las ferias con un letrero que anunciaba: « ¡Este es el automóvil de la
muerte de Ed Gein!», mientras se debatía en los tribunales la venta de su casa,
proyectada para convertirse en la casa del horror.[24]
El vocalista de la banda de rock Korn,
compró el traje usado por John Wayne Gacy «El payaso asesino» cada vez
que estrangulaba a un niño, y la celda en que fue recluido antes que se cumpliera la sentencia de muerte
por inyección letal en 1994, fue alquilada para la grabación de la serie de
televisión Prison Break. Mientras que 16 de enero de 1991, la estadounidense Aileen Wuornos después
de ser detenida una semana atrás y confesar seis asesinatos, esta y su abogado
ya habían vendido los derechos cinematográficos de su vida.[25]
Y 1994 la madre del Carnicero de
Milwaukee condenado a 900 años de prisión y después de ser asesinado a
golpes por un recluso, inicio un litigio con los tribunales para negociar el
cerebro de sus hijo, mientras que los parientes de sus víctimas, vendieron
varios objetos utilizado por el homicida
para torturar, desangrar, descuartizar
y conservar los restos de sus victimas tales como: su nevera, cuchillos,
picadoras, sierras, taladros. En el año 2006 en un episodio del programa de
televisión South Park se burlaban de
las decenas de degollados por los homicidas John Wayne Gacy, Ted Bundy y
Jeffrey Dahmer.[26] Junto a este
mercado del terror, hay que sumarle la venta ilimitada de armas que se
constituye en una de las principales industrias en los Estados Unidos y que se
lucran ciertamente de estas oleadas de horror, a su lado la lista interminable
de folletines, páginas rojas y amarillistas que a diario recrean tales masacres.
Mercado de doble vía, inspirado en las sergas de estos maleantes, pero a su vez
promotores y motivadores de su existencia. Solo hay que recordar el caso ya
citado de James Holmes que “inspirado” por la saga de Batman y disfrazado de se
archienemigo El Guazón, escenificando
una escena cinematográfica perpetra una masacre en una sala de cine en Aurora
Denver el 2012.
Se trata evidentemente de un círculo que ha
requerido de la existencia de este tipo particular de delincuentes. La policía
y los sistemas judiciales y penitenciaros le han requerido; las psiquiatría, el
psicoanálisis criminal, la medicina forense en cierta medida, han basado su existencia
en ellos; los misioneros carcelarios, los jueces y jurados, se han sustentado
también en ellos. Los propios asesinos han requerido a su vez de una audiencia
que aplauda sus atrocidades, de biógrafos, de periodistas, productores
cinematográficos que estén dispuestos a comprar los derechos para hacer una
película inspirada en sus vidas, de un comité de prensa a su disposición, como
en el film de Oliver Stone Natural
born killers.[27]
Los llamados Psicokiller habrá pues
que analizarlos como personajes histórico-políticos, como derivación del saber-poder contemporáneo,
como una forma especifica dada a partir del desplazamiento del poder de matar,
del monopolio de la violencia por parte del Estado, en el que la fantasía de la
carne, ha desbordado los sistemas de disciplinarios y las técnicas más
rigurosas de control.
(Letra de la canción JONH EL ESQUIZOFRÉNICO De CALLE 13)[1]
Mi nombre
es John Alejandro y soy esquizofrénico,
No soy nada de atractivos mucho menos fotogénico,
Mi mejor amigo es un payaso que me aconseja,
tiene ojos de rana y vive dentro de mi oreja,
él habla mucho y a veces se molesta,
y cuando le pregunto cosas casi nunca me contesta,
pero él da la vida por mí y yo doy la vida por él,
también sabemos que hay un desnivel
dentro de nuestro redondel,
la gente piensa que yo estoy enfermo
porque corro por la ciudad con mi cuaderno,
hablando con los perros con pantalones cortos y unas botas de
vaqueros
un paraguas en la mano y un sombrero de torero,
pero no estoy mal del todo también hablo con la gente
digo muchas mentiras para jugarle con la mente
me gusta dar mal las direcciones del camino
para que la gente siempre llegue tarde a su destino,
ando con dos hadas madrinas volándome por encima
cargando jeringuilla repletas de vitaminas con morfinas
hasta que mis venas se inunde
pues me la paso haciendo muecas y la gente se confunde,
perdóneme si me estoy riendo demasiado
es que ayer se murió mi madre y me botaron del trabajo,
debo 6 meses de renta en mi cartera ni un centavo,
y no me baño desde octubre del año pasado
tengo mi cuerpo todo cicatrizado,
con cortaduras profundas y quemaduras en primer grado,
pero no es nada grave nada delicado
es que nunca me doy cuenta porque me la paso todo el día anestesiado
me gusta caminar solo así hablo con el viento
nunca he tenido sexo como una monja en un convento
tranquilo aunque se que puedo explotar
de manera repentina como una mina en la segunda guerra mundial
soy un psicomaniático antisocial
luego de saludarte me lavo las manos con jabón antibacterial,
soy un paciente mental lo admito
pero eso no te da derecho a mirarme de reojo
y a tratarme de lejitos
ven acércate no te voy hacer nada
lo que parece sangre en mi camisa es salsa de tomate derramada
ven amiguito acércate aquí las tijeras que traigo son para
cortar el jardín.
CORO:
Soy un asesino en serie, como los de miniserie,
Detrás de la puerta, colecciono gente muerta,
Para poder matar el hambre, desayuno cereal con sangre,
No tengo familia, porque maté a mi familia.
A veces vienen doctores a visitarme
Con disfraces de fantasmas a tratar de alegrarme
Porque sufro de trastornos ayer metí mi gato en horno
Y su rabo me lo colgué en el cuello de adorno
Cuando me dan los episodios empiezo a sudar sodio
Y grito muy fuerte para poder sacar el odio
También me dan miedo las sombras
por eso no me atrevo a ir al baño
Y me orino en la alfombra
Es normal yo solo tengo 13 años
Todavía corro bicicletas y no hablo con extraños
Pero si no tomo mis medicinas durante el año
Todos los días sueño con poder hacerte daño,
Picarte en pedacitos con estas mismas tijeras
Meterte en bolsas plásticas y guardarte en la nevera
No se asusten hoy me tome mis medicamentos
Estoy de buen humor bien contento con buen aliento
Yo sé que llevo cara de serio pero estoy contento
Ahora mismo voy a jugar con mis amigos en el cementerio,
De hecho estoy enamorado de unos de mis amigos
Hace un año murió sin dejar rastros ni testigos
Es una niña hermosa con la cara color violeta
Todas las noches me acompaña a correr bicicleta
Ella no habla por que es sordomuda
Y Por eso la gente piensa que estoy hablando solo y que
necesito ayuda.
CORO:
Soy un asesino en serie, como los de miniserie,
Detrás de la puerta, colecciono gente muerta,
Para poder matar el hambre, desayuno cereal con sangre,
No tengo familia, porque maté a mi familia. X2
No soy nada de atractivos mucho menos fotogénico,
Mi mejor amigo es un payaso que me aconseja,
tiene ojos de rana y vive dentro de mi oreja,
él habla mucho y a veces se molesta,
y cuando le pregunto cosas casi nunca me contesta,
pero él da la vida por mí y yo doy la vida por él,
también sabemos que hay un desnivel
dentro de nuestro redondel,
la gente piensa que yo estoy enfermo
porque corro por la ciudad con mi cuaderno,
hablando con los perros con pantalones cortos y unas botas de
vaqueros
un paraguas en la mano y un sombrero de torero,
pero no estoy mal del todo también hablo con la gente
digo muchas mentiras para jugarle con la mente
me gusta dar mal las direcciones del camino
para que la gente siempre llegue tarde a su destino,
ando con dos hadas madrinas volándome por encima
cargando jeringuilla repletas de vitaminas con morfinas
hasta que mis venas se inunde
pues me la paso haciendo muecas y la gente se confunde,
perdóneme si me estoy riendo demasiado
es que ayer se murió mi madre y me botaron del trabajo,
debo 6 meses de renta en mi cartera ni un centavo,
y no me baño desde octubre del año pasado
tengo mi cuerpo todo cicatrizado,
con cortaduras profundas y quemaduras en primer grado,
pero no es nada grave nada delicado
es que nunca me doy cuenta porque me la paso todo el día anestesiado
me gusta caminar solo así hablo con el viento
nunca he tenido sexo como una monja en un convento
tranquilo aunque se que puedo explotar
de manera repentina como una mina en la segunda guerra mundial
soy un psicomaniático antisocial
luego de saludarte me lavo las manos con jabón antibacterial,
soy un paciente mental lo admito
pero eso no te da derecho a mirarme de reojo
y a tratarme de lejitos
ven acércate no te voy hacer nada
lo que parece sangre en mi camisa es salsa de tomate derramada
ven amiguito acércate aquí las tijeras que traigo son para
cortar el jardín.
CORO:
Soy un asesino en serie, como los de miniserie,
Detrás de la puerta, colecciono gente muerta,
Para poder matar el hambre, desayuno cereal con sangre,
No tengo familia, porque maté a mi familia.
A veces vienen doctores a visitarme
Con disfraces de fantasmas a tratar de alegrarme
Porque sufro de trastornos ayer metí mi gato en horno
Y su rabo me lo colgué en el cuello de adorno
Cuando me dan los episodios empiezo a sudar sodio
Y grito muy fuerte para poder sacar el odio
También me dan miedo las sombras
por eso no me atrevo a ir al baño
Y me orino en la alfombra
Es normal yo solo tengo 13 años
Todavía corro bicicletas y no hablo con extraños
Pero si no tomo mis medicinas durante el año
Todos los días sueño con poder hacerte daño,
Picarte en pedacitos con estas mismas tijeras
Meterte en bolsas plásticas y guardarte en la nevera
No se asusten hoy me tome mis medicamentos
Estoy de buen humor bien contento con buen aliento
Yo sé que llevo cara de serio pero estoy contento
Ahora mismo voy a jugar con mis amigos en el cementerio,
De hecho estoy enamorado de unos de mis amigos
Hace un año murió sin dejar rastros ni testigos
Es una niña hermosa con la cara color violeta
Todas las noches me acompaña a correr bicicleta
Ella no habla por que es sordomuda
Y Por eso la gente piensa que estoy hablando solo y que
necesito ayuda.
CORO:
Soy un asesino en serie, como los de miniserie,
Detrás de la puerta, colecciono gente muerta,
Para poder matar el hambre, desayuno cereal con sangre,
No tengo familia, porque maté a mi familia. X2
[2] Foucault, Michel. “Del buen uso
del criminal”. La vida de los hombres
infames. Ed. Altamira. La Plata- Argentina.
[3] Norris, Joel. Henry Lee Lucas: retrato de un asesino en
serie. Traducción de Rafael González Caballero. Ed. Valdemar. Colección de
crímenes reales. Madrid, 1995.
[4] Pérez, Luis Carlos. Nuevas bases del derecho criminal y sociología criminal, con referencias a
la legislación y a la realidad social colombianas.
Ed. Americana de
Publicaciones, 1947, pp. 66-67.
[5] Ver por ejemplo los casos tan
renombrados de: Jeffrey Dahmer el caníbal de Milwaukee, Albert Fish El vampiro de Brooklyn, sospechoso de más de cien violaciones de niños y
del asesinato de cerca de treinta personas en Nueva York; o el colombiano Luis
Alfredo Garavito El monstruo,
sentenciado por la violación y asesinato de 142 niños.
[6] Associated
Press. “Who is James Egan Holmes?” 20 de Julio de 2012. Consultado el 22 de julio de
2012; Reuters. «Resume submitted to University of Illinois Urbana-Champaign». pág. 11. Consultado el 8 de agosto 2012; Castillo, Mariano. «James Eagan Holmes: Aurora,
Colorado shooting suspect: Who is he?». CNN, 21 de julio de 2012.
[7] 172 víctimas de Luis Alfredo
Garavito” Oficina de Divulgación y Prensa, Fiscalía General de la Nación de
Colombia. En: www.fiscalia.gov.co/pag/divulga/InfEsp/Garavito.htm
[8] Ver por ejemplo: Cornwell,
Patricia. Retrato de un asesino: Jack el
Destripador, caso cerrado. Ed., Barcelona, 2003; Wilson, Colín. Jack el destripador, recapitulación y
veredicto. Ed. Planeta, Barcelona, 1986.
[9] Ver los casos: del coreano Cho
Seung-Hui, protagonista de la “Masacre de Virginia Tech” de abril de 2007, que
envió una encomienda postal a NBC New
de New York, en la que iban fotografías y un video en los que expresaba su odio a la
sociedad; la masacre de la Escuela
Pública Municipal de Tasso da Silviera en el Brasil de abril de 2011, en el que
el homicida previamente publicó en Internet una carta confesando su futuro
crimen.
[10] Leyto, Elliot. Cazadores de humanos. Ed. Alba, 2005,
432p.
[11]Oliver, Cyriax. Diccionario del crimen: De Abedul a Zyklon B,
una enciclopedia del mal. Ed. Anaya
& Mario Muchnik, Madrid, 1993; Mendoza Luna. Asesinos en serie. Ed. Norma, Bogotá, 2010.Cebrián; Juan Antonio. Psicokiller, asesino sin alma. Ed. Nowtilus, Madrid, 2003;www: fiscalia.gov.co, 172 NIÑOS VÍCTIMAS DE LUIS ALFREDO GARAVITO; Countess
Elizabeth Bathory - The Blood Countess - The Crime library; Texas
Execution Information - Report: Angel Maturino Resendiz; Dennis
Nilsen Famous Criminal; "Murder
UK - Rosemary and Fred West" Murder
UK Retrieved 12 July 2007; Ramsland, Katherine. "John George Haigh: a
malingerer's legacy". Forensic Examiner, The. FindArticles.com. [2] Consultado el 29 de mayo de 2011.
[12]Dennis Nilsen. Famous criminal.
[13] Ibíd.
[14] Fleischer, Richard. USA, 1968.
[15] Fisher, Chris. USA, 2002
[18] Gerolmo, Chris. USA, 1994.
[19] Metcalfe, Tim. USA, 1996.
[20] Fincher, David. USA, 2007.
[22] Ver por ejemplo el canal: ID
(Inventigation Discovery).
[23] Foucault, Michel. “¿Qué es la literatura?”. De lenguaje y literatura. Ed. Paidós. Barcelona,
1996. p. 150.
[24] Reavill,
Gil. Aftermath, Inc.: Cleaning Up After CSI Goes Hom. “With onl
two confirmed kills, Ed did not technically qualify as a serial killer (the
traditional minimum requirement was three)”. Gotham. 2007, p. 228; http: //www.trutv.com/ library/
crime/ serial_ killers/ notorious/ gein/begin_2.html.
[25] Zarrella,
John. “Wuornos' last words: 'I'll be
back'”. CNN. 15 de
octubre de 2002. Consultado
10-6-2006; http://www.clarkprosecutor.org/html/death/US/wuornos805.htm
[26]
South Park. “Hell on Earth”. USA, 2006.